Hace unos días publicamos un post sobre la carga mental que suele recaer en la madre. En esta edición, vamos a hablar sobre la carga mental durante la época navideña.
Antes de que lleguen las festividades, la carga mental suele aumentar notablemente. En la mayoría de los casos, este peso inicialmente recae en uno de los dos progenitores, generalmente la madre.
Con la llegada de las celebraciones navideñas, comienza el momento en que la escuela envía varias actividades para los padres. Primeramente, se organiza el intercambio de regalos secretos en la clase, con la premisa de que no se pueden comprar los regalos, deben estar hechos con objetos reciclados y seguir una temática navideña. Siempre se necesita la ayuda de los padres, ya que hay herramientas como la pistola de silicona caliente que los niños no pueden usar debido al riesgo de quemaduras. Los padres, junto con sus hijos, deben pensar qué hacer, y todo debe entregarse en un corto plazo.
Luego, en el día del festival, los niños suelen llevar una vestimenta específica para lucir igual que sus compañeros. Además, es imprescindible conseguir algún adorno navideño que llevar consigo. También se les pide a los padres colaborar con la campaña de alimentos, comprar números para la rifa de la asociación de padres de alumnos, entre otras responsabilidades. A menudo, implica dejar el trabajo o reorganizar las agendas para presenciar a los niños cantar en un horario específico.
Posteriormente, están los festivales de las actividades extracurriculares, ya sean de música o deporte, donde los padres deben asistir al evento final, lo que agrega más compromisos a la agenda.
Mantener la calma cuando alguien propone un regalo para la profesora también es otro desafío. En estos casos, hay múltiples opiniones y pocos dispuestos a encargarse de comprarlo. Se inicia una lista de colaboradores seguida de mensajes de pago por aplicaciones como Bizum. Además, aunque muchas personas ya no practiquen esta tradición, todavía está presente el envío de postales navideñas a amigos y no olvidarse de antiguos compañeros de trabajo, por ejemplo. Es importante hacerlo con tiempo para que lleguen antes del 24 de diciembre. La decoración de la casa como el árbol de navidad, el belén también pasa por una persona de la familia.
Con la llegada de las festividades, aquel que se encarga de toda esta carga mental sigue teniendo que tomar decisiones, como con qué familiares pasar los días: ¿Noche del 24 con tu familia y el 25 con la mía? ¿Debemos llevar turrones o algo más? También pensar que se va ha hacer en fin de año, año nuevo. Todo esto recae en una persona de la pareja para gestionar los días. En caso de celebrar en casa, se debe decidir el menú, realizar las compras de alimentos, considerar las alergias alimentarias de los invitados, entre otros detalles.
La carga mental persiste con la redacción de las cartas a Papá Noel y los Reyes Magos, decidiendo qué pedir para cada miembro de la familia. Un pequeño detalle adicional: los familiares suelen preguntar únicamente a la madre qué desean los hijos para Reyes. Por tanto, también se debe pensar en cómo involucrar a los niños en la redacción de la carta.
En resumen, estas festividades navideñas conllevan un constante proceso de pensar y organizar todas las actividades y compromisos que surgen durante estas fechas.