En la primera infancia, cuando los niños ya saben gatear y desplazarse, entre el año y los dos años, es el momento idóneo para proponerles un juego que estimule sus sentidos. El juego heurístico se trata de un juego que favorece la autonomía del infante y el descubrimiento del entorno. Y para ello se requiere de muy pocos ítems. Primero de todo, se necesita de unas bolsas de tela o unos recipientes o potes, que pueden ser los típico de la leche en polvo para biberones. Se limpian bien, y se llenan de objetos. Un pote se puede llenar de telas, otro se puede llenar de figuras de madera, otro se puede llenar de llaveros, también se puede llenar de cadenas, cucharitas de madera o plástico etc. Pueden ser objetos cuotidianos, pero hay que asegurarse que no sean cortantes ni que se puedan hacer daño. Se dispone el material en el suelo y se deja que jueguen ellos solos, sin la intervención de los adultos. Podrán apilar, tirar, llenar, mezclar los objetos. Hay mil posibilidades y se debe dejar que juegue de forma autónoma. El adulto sólo estará de observador y sólo intervendrá si fuera necesario. Es un juego muy positivo donde se fomenta la exploración, desarrolla sus capacidades perceptivas, cognitivas, efectivas y corporales. Normalmente en el jardín de infancia se desempeña muy a menudo este juego, aunque en casa también se puede emplear.

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